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De la evitación a la sobreimplicación. Los extremos que fomentan el estrés laboral.

En estos últimos tiempos son frecuentes las dificultades y demandas en relación al estrés laboral. El estrés laboral consiste en el desequilibrio entre las demandas laborales y las estrategias o habilidades del individuo para afrontarlas. Ahora bien, ¿qué puede influir en el malestar que conlleva el estrés laboral?


Por un lado, encontramos un comportamiento habitual ante la subida de demandas laborales que es la evitación. Evitar el trabajo tan demandante que nos está generando ansiedad, lo que coloquialmente se llama “procrastinación”.


¿Qué nos lleva a actuar así?


Por un lado, encontramos el esfuerzo, o lo que en psicología llamamos coste de respuesta, las altas demandas nos llevan a un mayor esfuerzo, lo que en muchas ocasiones genera emociones y pensamientos negativos como “no soy capaz de tanto” “no creo que lo pueda conseguir” “ahora hacer esto no me veo capaz”, etc. favoreciendo la evitación a tales demandas.

Además, por otro lado, encontramos el beneficio de hacer otra tarea diferente a la demandada, “mejor me pongo con estas cosas pendientes que tengo” “primero me quito esto y luego ya con lo otro”.


Sin embargo, lo que ocurre es que conforme vayamos demorando el trabajo, el esfuerzo cada vez será mayor, por un lado, es posible que se nos acumulen demandas más difíciles, que requieren un coste mayor. Por otro lado, debido a la influencia del discurso interno, el trabajo que estamos evitando cada vez nos genera más pereza, esfuerzo y por tanto malestar. Además, de "confirmar" y "consolidar" nuestro propio discurso negativo con tales evitaciones (si me digo que no soy capaz, y no lo llevo a cabo, me estoy autoafirmando de que realmente no soy capaz).


En definitiva, podemos observar que la evitación acaba cayendo en un bucle donde el esfuerzo requerido aumenta progresivamente y junto a él, el malestar.


Por otro lado, es frecuente en el ámbito laboral, acabar asumiendo trabajos y responsabilidades que no nos corresponden.


Esto suele suceder por temores e ideas irracionales previas como por ejemplo “si es mi jefe tengo que asumir todo el trabajo que me diga” “no puedo decir nada por si doy una mala imagen en la empresa” “no quiero que piensen que no me involucro en el trabajo” ¿os suenan todas estas frases?


El hecho de poner límites en el trabajo, ya sea comunicando algo con lo que no estemos de acuerdo o expresar una negativa ante una petición no implica mostrar una imagen negativa en el trabajo, o un riesgo en cuento a la relación con los compañeros o superiores.


Por el contrario, es importante poner límites, adquirir unas adecuadas habilidades y estrategias para ello con el objetivo por un lado de preservar adecuadamente las relaciones laborales y nuestra salud laboral.

¿Cómo podemos llevar a cabo esto? Para ello os invito a visitar mis dos artículos anteriores en este mismo post, donde hablo de pautas asertivas para llevar a cabo críticas o peticiones de forma adecuada (“La importancia de expresar nuestras emociones o necesidades y hacer una petición”), y estrategias fundamentales para decir que no (“aprendiendo a decir NO”).


Es fundamental aprender una gestión adecuada de estas posibles situaciones laborales para no caer en alguno de estos dos extremos, ya que esto nos impide llevar a cabo un buen afrontamiento de las demandas laborales, favoreciendo el estrés laboral y dificultando la satisfacción laboral.


Entonces... ¿Cómo puedo llevo a cabo un afrontamiento adecuado para preservar mi salud laboral?


Algunos puntos básicos a cumplir son los siguientes:


· Anota en una agenda o calendario las demandas o trabajos que tienes que hacer. Para evitar demorarlo, anota los momentos o días concretos que vas a hacer cada uno de ellos, comprometiéndote a que así sea.


· Si estás teletrabajando, trata de que el contexto, el entorno de trabajo sea diferente. Modifica la distribución cuando estás en casa, haciendo otras tareas por ejemplo de ocio respecto a cuando estás trabajando.


· Trata de cumplir rígidamente el horario laboral, desconectando lo máximo posible cuando este se termina (apaga dispositivos móviles o correos).


· Muchas veces priorizamos el trabajo, eclipsando nuestro tiempo de ocio o descanso. Trata junto a programarte un horario, establecer un tiempo estable y obligatorio al descanso y al ocio.


· Y, por último, establece tus limites laborales. Para ver con detalle cómo lograr esto, te invito a visitar los artículos mencionados antes.



Y tú, ¿cuántos de estos puntos has descuidado, y a partir de ahora le vas a dar la importancia que requiere? Estos solo son algunas ideas básicas, ¿qué otras cosas se te ocurre que puedas hacer para desconectar del trabajo y disminuir el estrés laboral?

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